El 12 de agosto es designado “Día Internacional de la Juventud”. En muchas partes del mundo se efectúan celebraciones, competencias, etc. dedicadas a los jóvenes. A veces celebran por una semana para mostrar apoyo por y confianza en la generación naciente.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días toma muy en serio el bienestar y desarrollo de los jóvenes. Ellos forman la base de la próxima generación de líderes no solo en la Iglesia sino también de la comunidad. En muchos casos son ellos los más firmes y dedicados en su familia. Sirven a su prójimo y participan de buena voluntad en proyectos de servicio de Manos Mormonas que Ayudan.
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Para los jóvenes entre 12 y 18 años la Iglesia ha organizado el programa "Hombres y Mujeres Jóvenes", tienen clases y actividades separados y ocasionalmente juntos con variedad de temas y proyectos. Para estas edades también se lleva a cabo el "Seminario diario", en donde reciben clases de religión guiados por maestros adultos.
La Iglesia ha publicado un folleto, “Para la Fortaleza de la Juventud”, dedicado a ellos, que contiene normas, advertencias y sugerencias para ayudarles a tomar buenas decisiones. También tiene un sitio web dedicado a la jóvenes y sus necesidades.
El Élder Boyd K. Packer, miembro del Quórum de los Doce Apóstoles de la Iglesia, hablando a la juventud dijo lo siguiente:
“Ustedes son de un valor incalculable; los he visto en docenas de países y en cada continente; son mucho mejores de lo que éramos nosotros en nuestra juventud; saben más acerca del Evangelio; son más maduros y más fieles.
“Con todo lo que está pasando en el mundo, con la decadencia de las normas morales, ustedes, jóvenes, están creciendo en territorio enemigo.
“Pero a pesar de la oposición, de las tribulaciones y las tentaciones, no hay por qué fracasar ni temer.
“Muchas de las tentaciones que ustedes enfrentan, ciertamente las más graves, se relacionan con su cuerpo. Ustedes no sólo tienen poder para crear cuerpos para una nueva generación, sino que también tienen el albedrío.
“El profeta José Smith enseñó: “Todos los seres que tienen cuerpo poseen potestad sobre los que no lo tienen”7. De modo que toda alma viviente que tiene un cuerpo físico, en última instancia, tiene potestad sobre el adversario.
“Si comienzan a participar en cosas en las que no deben, o si se están relacionando con personas que los llevan por el rumbo equivocado, ése es el momento de reafirmar su independencia, su albedrío. Escuchen la voz del Espíritu y no serán desviados.” (oct. 2011)
Thomas S. Monson, presidente de la Iglesia, aconsejó a los hombres jóvenes:
“Si los que supuestamente son sus amigos los instan a hacer algo que ustedes saben que es malo, sean ustedes los que defiendan lo correcto, aunque tengan que estar solos. Tengan el valor moral para ser una luz para los demás" (“Ejemplos de rectitud", Conferencia General, abril de 2008).
Hizo un llamado similar a las mujeres jóvenes. “Al contemplar todo lo que afrontan en el mundo hoy”, dijo él, “me viene a la mente una palabra que describe un atributo que todos necesitamos, pero que ustedes, en este momento de su vida y en este mundo, necesitarán de forma especial. Ese atributo es el valor... el valor para abstenerse de juzgar a los demás... el valor para ser castas y virtuosas, y... el valor para defender la verdad y la rectitud” (“Tengan valor”, conferencia general, abril de 2009).
A lo largo de su ministerio, el presidente Monson ha dicho que aunque los problemas de la juventud de hoy son despreciados por los medios de comunicación, “dichos ejemplos hacen borrosa nuestra visión y manchan nuestros pensamientos. Las suposiciones se convierten en opiniones aceptadas, y en general se califica a toda la juventud como ‘no tan buena como la de antaño’, o ‘la peor de todas las generaciones’. ¡Cuán erradas son esas opiniones! ¡Cuán incorrectos esos dictámenes!
“Es verdad que la nuestra es una época de nuevas pruebas, nuevos problemas y nuevas tentaciones; pero hay cientos de miles de jóvenes que luchan constantemente y sirven diligentemente, firmes en la fe...” (“Ejemplos de fe”, conferencia general, octubre de 1978).