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Nota de prensa

Seis mil Santos de los Últimos Días brindan ayuda a las víctimas del huracán Helene

Voluntarios de cuatrocientas congregaciones devuelven la fe y la esperanza a las comunidades afectadas

Antes de que el huracán Helene azotara los Estados Unidos el 26 de septiembre de 2024, Carolyn Ward, de Fairview (Carolina del Norte), se sentía desilusionada por la negatividad que veía en el mundo.

Después de que la fuerte tormenta inundara su casa, donde el agua alcanzó el metro y medio (5 pies) —lo que, a su vez, le aportó la ayuda de muchas personas los días 5 y 6 de octubre para retirar el fango—, Carolyn vio otra cara de los seres humanos.

“En los últimos cinco días he visto lo mejor de las personas”, dijo al estar entre los escombros de su casa dañada. “Eso me ha hecho sentir mejor sobre el mundo en general, a pesar de que estoy en medio de un caos absoluto. Ahora me siento mejor con el mundo de lo que me he sentido en mucho tiempo”.

Carolyn Ward fue una de los muchos habitantes que recibieron ayuda de 6172 Santos de los Últimos Días voluntarios, provenientes de 400 congregaciones de Alabama, Florida, Georgia, Tennessee y las Carolinas. Estos voluntarios se trasladaron a varias partes de Florida, Georgia, Carolina del Norte y Carolina del Sur para ayudar en la labor de socorro en más de 3000 viviendas. Coordinados por once centros de mando en toda la región, dedicaron más de 77 000 horas en total a limpiar casas inundadas, retirar escombros y árboles caídos y colocar lonas en los tejados.

Una de las voluntarias que ayudó a Ward fue Stacey Bruno, de Carolina del Sur, quien viajó dos horas para ayudar a esta mujer a la que no conocía.

“Espero que [esta experiencia] le devuelva a ella, y nos devuelva a todos, la fe en la humanidad”, afirmó Bruno. “En el panorama político, y en la vida en general, se nos puede bombardear con cosas negativas y comenzamos a creer, erróneamente, [mensajes falsos sobre las personas]. Espero que sepa que somos personas que, simplemente, amamos”.

Bruno, que llevaba un llavero con el inspirador mensaje “¡Piensa de manera celestial!”, de Russell M. Nelson, el profeta y Presidente de la Iglesia, reflexionó sobre el significado más profundo de su servicio.

“Este [servicio] es una oportunidad maravillosa para que pensemos en nuestra naturaleza eterna y en la naturaleza eterna de las personas con las que entramos en contacto”, dijo Bruno.

Saiid Rabiipour y su esposa, Ursa, son dos personas que también se han beneficiado del servicio de los Santos de los Últimos Días. Llevan casi treinta años viviendo cerca de Asheville. Saiid mencionó la paradoja de sus dificultades para recibir ayuda de su seguro del hogar —que él paga— y la facilidad con la que lo han ayudado unos voluntarios que no cobran nada.

“Lo que resulta abrumador es el amor de la comunidad y la gente. Están siendo guiados por Dios para venir aquí”, dijo Saiid. “Sin la comunidad, estaría indefenso. No sabría por dónde empezar”.

Saiid, un hombre de fe, dijo que sabe que “esto también pasará”. Con su casa dañada como telón de fondo, manifestó así su convicción: “Saldremos victoriosos. No tengo la menor duda. Mi fe está en Dios y nada puede hacer que esa fe se tambalee”.

Para mantener esa esperanza será crítico el esfuerzo continuo de voluntarios en las próximas semanas y meses.

“Esta labor de recuperación llevará meses”, dijo Bruno. “Va a ser difícil para mí irme [el domingo] y volver a casa a mi vida normal sabiendo lo que sé y viendo lo que he visto”.

Kyle S. Gillett, presidente de la Estaca Asheville, Carolina del Norte, trabaja en un hospital. En su vida profesional ha visto a personas trabajar por turnos las veinticuatro horas del día para ayudar a la gente; desde el punto de vista eclesiástico, afirma que es hermoso ver a los creyentes unirse en el servicio.

“Ciertamente, no son solo los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días [quienes prestan servicio aquí]. Nos encontramos en pleno Cinturón bíblico y hay muchas personas que procuran servir y hacer lo que Cristo haría en este momento”, dijo el presidente Gillett.

A quienes estén cerca y quieran ayudar, el presidente Gillett les dijo que lo mejor que pueden hacer es, en primer lugar, asegurarse de que sus propias comunidades estén bien.

“Nos encanta todo el apoyo que podamos recibir, pero queremos asegurarnos de que las personas, en primer lugar, cuiden de sí mismas”, dijo. “Un tema que he estado tratando de vivir y aconsejar esta semana es algo que dijo el élder Dieter F. Uchtdorf: ‘Permanezcan juntos e impulsen desde donde estén’. Una vez que su comunidad local haya recibido apoyo, manifiesten su disponibilidad y vayan allí donde más puedan apoyar”.

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