El domingo 8 de mayo, el élder Gary E. Stevenson, del Cuórum de los Doce Apóstoles, dedicó el Templo de Río de Janeiro, Brasil, el octavo templo de esta nación sudamericana que cuenta con casi 1,5 millones de miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
El élder Stevenson dijo que el templo ayuda a las personas a alcanzar su potencial divino como hijos e hijas de Dios. Al participar en la obra del templo y ser dignos de estar allí, las personas cumplen con la visión que Dios tiene para ellas.
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“Brasil tiene ahora ocho templos y ocho más en camino, ya sea en fase de construcción o de planificación”, explicó el élder Stevenson.
“¿Por qué? Por las personas que están aquí”, dijo. “Los miembros se congregan y el Señor bendice a esos miembros con un templo”.
La dedicación de un templo en Río se produce cien años después de que comenzara la construcción de la icónica estatua del Cristo Redentor, que está a solo unos kilómetros de distancia. El templo, dijo el élder Stevenson, es el testimonio de la Iglesia de que Jesucristo es ciertamente el Redentor del mundo.
Una piedra angular simbólica
Un domingo lluvioso por la mañana, unos Santos de los Últimos Días se reunieron fuera del templo para celebrar la ceremonia de la piedra angular del nuevo templo.
Como es costumbre durante la primera sesión dedicatoria de un templo, el élder Stevenson selló simbólicamente la piedra angular e invitó a los líderes de la Iglesia, a la nueva presidencia del templo y a niños de la Primaria a colocar argamasa en la piedra angular.
El élder Stevenson señaló otro símbolo potencial ese día, al explicar que el sol que salió después de la lluvia matutina era similar a la luz del Salvador que brilla sobre los hijos del Padre Celestial durante las tormentas de su vida.
“Estamos edificados sobre Su fundamento”, dijo el élder Stevenson. “Podemos pensar en Jesucristo como la piedra angular de nuestro corazón”.
El élder Stevenson estuvo acompañado por su esposa, la hermana Lesa Stevenson; el élder Carlos A. Godoy, de la Presidencia de los Setenta, y su esposa, la hermana Mónica Godoy; el élder Benjamín De Hoyos, Setenta Autoridad General; y el élder Joni L. Koch, de la Presidencia del Área Brasil, y su esposa, la hermana Michele Koch.
Anna Clara Silva dos Santos, de dieciséis años, de la Estaca Río de Janeiro, dijo que uno de los resultados de tener un nuevo templo será que muchos miembros podrán participar con más frecuencia en la adoración en el templo.
“No solo se está más cerca, sino mucho más cerca”, dijo ella. “Muchas personas se han sacrificado durante años para ir al templo siempre que podían”.
Un testimonio del Salvador
Después de participar en tres sesiones dedicatorias el domingo, el élder Stevenson dio su testimonio una última vez, antes de salir del recinto del recién dedicado Templo de Río de Janeiro, Brasil.
“Como Apóstoles, tenemos la responsabilidad de testificar del nombre de Cristo”, dijo.
“Jesucristo es el Hijo del Dios viviente, Él nació por nosotros, sufrió y fue crucificado por nosotros; Su resurrección rompió las ligaduras de la muerte por nosotros. Todo ello constituye el don de la expiación de Jesucristo”.
En una ciudad que visitan casi dos millones de personas cada año para ver la estatua de Cristo Redentor, el élder Stevenson dijo que el templo sirve como otro testigo Suyo.
“Las personas relacionan esta ciudad con la icónica estatua de Cristo Redentor, lo cual ya dice algo bueno acerca de ellas”, dijo. “Y ahora el templo será un ancla espiritual para esta ciudad, otro testigo: la Casa del Señor”.