Más de 25 organizaciones de toda Alaska se presentaron en un centro de reuniones de Anchorage el sábado 17 de febrero de 2024 para recolectar los materiales que habían solicitado.
La capilla de Brayton de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días será demolida para edificar una Casa del Señor más grande en su lugar. Hace casi un año, Sheldon y Christine Fisher, siguiendo el ejemplo dado unos años antes en California, no querían ver que los materiales del interior del edificio languidecieran en el vertedero de basura. Christine sabía que se les podía dar un buen uso en la comunidad.
“[Tenemos] muchos amigos en la comunidad que hacen cosas buenas dentro de su propia congregación y, al ayudarles, sabíamos que ayudaría a la fe y a la edificación de la comunidad”, dijo Christine. “Nos pusimos en contacto con nuestros amigos judíos, musulmanes y de las demás religiones cristianas, así como con organizaciones sin fines de lucro, para ver qué necesitaban, y la respuesta fue abrumadora. ¡Todos estaban muy agradecidos! Y nosotros estamos muy agradecidos de que se lleven las cosas. Sé que esta capilla bendijo a la comunidad y continuará bendiciéndola a través de estas otras organizaciones”.
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Algunos voluntarios del Alaska Children’s Institute for the Performing Arts [Instituto Infantil de Alaska para las Artes Escénicas] de Kenai vinieron para recoger cortinas, quitar elementos de madera y retirar una rampa de acceso para personas con discapacidades. Su teatro se incendió hace tres años y han estado recolectando materiales y fondos por parte de la comunidad para reconstruirlo. El alcalde del borough de la Península de Kenai, Peter Micciche, quien colabora con el teatro, ayudó a reunir los materiales y cree que estos beneficiarán a los niños de su comunidad.
“Estos materiales son un regalo del cielo”, dijo el alcalde Micciche. “Lo que no parece gran cosa aquí nos ahorrará decenas de miles de dólares y se utilizará para enriquecer la vida de los jóvenes y darles un propósito para los años venideros”.
La Primera Iglesia Metodista Unida de Anchorage está poniendo en marcha una cooperativa de enseñanza preescolar, propiedad de los trabajadores —la primera de su tipo en el estado— para proporcionar servicios de guardería a las familias del centro de Anchorage. Mary Anger es la gerente de proyectos de esta iniciativa y está complacida de poder reutilizar estos materiales.
“Anchorage, como la mayoría de las ciudades, tiene una verdadera falta de guarderías autorizadas”, dijo Anger. “Esperamos cubrir parte de esa necesidad, especialmente para la comunidad del centro de la ciudad que trabaja y vive en el centro. Obtuvimos muchas cosas maravillosas y esta donación no solo ahorrará en nuestro presupuesto, sino que también nos ayudará a respetar el medio ambiente. Es una muy buena asociación que la Iglesia ha ofrecido a la comunidad. Es una muestra de buena voluntad y los materiales se reciclan y se pueden volver a utilizar. Así que estamos emocionados al respecto”.
Algunos vecinos de la ciudad de Nenana, situada a casi 500 kilómetros (300 millas) al norte de Anchorage, recogieron bancas, sillas e incluso los aros de baloncesto, los cuales encontrarán un nuevo hogar en un nuevo centro de recreación.
“Nuestros inviernos son largos y oscuros, sin muchas actividades para los niños. Esto les dará algo divertido que hacer”, dijo el alcalde de Nenana, Josh Verhagen.
Osama Abaza, del Centro Comunitario Islámico de Anchorage, valora los artículos que recibió su organización. Dijo que este es el comienzo de una gran colaboración con la Iglesia de Jesucristo.
“La idea de compartir cosas físicas como lo hacemos hoy [facilita] la confianza entre las comunidades”, dijo Abaza. “Esperamos poder contribuir a la Iglesia en el futuro”.
El pastor Wilbert Mickens, de la Iglesia Bautista New Hope, tiene una relación con Santos de los Últimos Días que se remonta a 17 años atrás. Sus hijos jugaban al baloncesto con los miembros de la Iglesia: una conexión que le permitió estar en el centro de reuniones el sábado 17 de febrero para recoger armarios, estufas, sillas y otros artículos que se repartirán por toda Alaska.
“Estamos aquí para ver qué podemos hacer, no solo para ayudar a nuestra iglesia, sino también para ayudar a nuestra organización, la Alaska Baptist Resource Network [Red de Recursos Bautistas de Alaska], que anteriormente se conocía como Convención Bautista del Sur”, dijo el pastor Mickens. “Lo que obtengamos hoy no solo ayudará a nuestra iglesia, sino a todas las 122 iglesias de la denominación bautista del sur en Alaska”.
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Esta no es la primera vez que este centro de reuniones ha recibido una nueva vida. En 2007, el techo se incendió y gran parte del edificio quedó destruido.
Esta vez, la demolición tiene un propósito. Michelle Mitton, una mujer Santo de los Últimos Días local, recuerda bien la devastación causada por el incendio. Dijo que esta readaptación es un nuevo comienzo.
“Cuando el edificio se incendió en 2007”, dijo Mitton, “recuerdo haber recorrido la capilla y haber visto el techo encima de las bancas y nieve por todas partes. Fue un sentimiento trágico. [Cuando la gente vino hoy a recoger materiales], me preocupé de que la sensación fuera la misma al entrar y ver cómo todo había sido desmantelado. Pero en vez de ello, hay esta energía y entusiasmo por lo que está por venir y lo que va a suceder para la Iglesia aquí en Alaska a medida que crece, y también para la comunidad a medida que crezca a su alrededor”.
Aunque es difícil ver que se destruye un edificio amado, los Santos de los Últimos Días están entusiasmados por dar la bienvenida a un templo que será casi tres veces más grande que la Casa del Señor actual.
El élder Kevin Parks, líder regional de la Iglesia de Jesucristo en Alaska, dijo que un templo más grande permite que más personas adoren.
“Cuando se anunció este nuevo templo, estábamos muy contentos de triplicar nuestra presencia, de servir mejor a los miembros en los territorios de Yukón y Alaska”, dijo el élder Parks. “Va a ser un edificio muy hermoso con maravillosos jardines, y será una bendición para los miembros de la Iglesia de la zona”.
Christine Fisher cree que esta es exactamente la forma en que Jesucristo querría que se dispusiera de estos materiales y suministros de construcción.
“Todo lo que hacemos es para emular lo que Cristo hace, y esto es lo que Él haría”, dijo Fisher. “Me dije: ‘¿Qué puedo hacer para ayudar a otras personas a seguir haciendo el bien en sus comunidades?’. Y a lo largo de todo este proceso he sentido que esto es lo que el Señor desea que hagamos y que Él está complacido y nos ayudará aun cuando no sepamos exactamente cómo hacerlo funcionar. Él nos ha guiado a lo largo de este proceso, y sé que es Su voluntad y que desea seguir ayudando a otras organizaciones a hacer el bien por sí mismas.
“Me llena de gozo ver que estos objetos van a otros hogares [y] que seguirán siendo utilizados, que no terminarán en el basurero y que la gente está contenta de recibirlos”.