La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días está poniendo en marcha un esfuerzo mundial para mejorar la salud y el desarrollo de los niños menores de cinco años y sus madres. La iniciativa tiene como objetivo mejorar el acceso a la nutrición, las vacunas y el cuidado materno y neonatal.
El programa apoyará a las familias a través de las redes eclesiásticas existentes de la Iglesia, al tiempo que colaborará con organizaciones externas que comparten objetivos similares.
La Presidencia General de la Sociedad de Socorro, que dirige la organización mundial de la Iglesia para las mujeres, está encabezando los esfuerzos para ayudar a las familias a tener acceso a revisiones médicas, tratamiento nutricional y toma de conciencia para las madres en cuanto a la nutrición.
“Siempre que hacemos algo para brindar alivio a los demás, ya sea temporal o espiritualmente, los estamos llevando a Jesucristo y seremos bendecidos para encontrar nuestro propio alivio en Él”, dijo la Presidenta General de la Sociedad de Socorro, Camille N. Johnson. “Estamos agradecidos por las oportunidades que Dios nos da cada día de amar a nuestro prójimo”.
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“Estamos comprometidos a ayudar a aliviar la desnutrición y a priorizar la salud y el bienestar de las mujeres y los niños”, dijo Blaine R. Maxfield, director administrativo de los Servicios de Bienestar y Autosuficiencia de la Iglesia. “Nuestra meta es ayudar a los hijos de Dios a alcanzar todo su potencial”.
En consonancia con esto, la Iglesia proporciona materiales de capacitación en su sitio web ChildNutrition.ChurchofJesusChrist.org para educar mejor a las familias en cuanto a la nutrición. El sitio web ofrece información útil sobre cómo las personas pueden mejorar la nutrición infantil en sus hogares y comunidades.
“Queremos empoderar a las familias”, dijo la presidenta Johnson. “En muchos casos, los amorosos padres carecen de los conocimientos necesarios para proporcionar una nutrición adecuada a sus hijos. Con mayor comprensión y recursos, están mejor preparados para hacer cambios que puedan tener un impacto duradero”.
La Iglesia puso en marcha un programa en Filipinas a principios de 2019. Se examinó a los niños para detectar señales de desnutrición y los padres recibieron capacitación y apoyo sobre la importancia de la diversificación alimentaria. Actualmente, estas iniciativas de nutrición infantil están en marcha en doce países de Centroamérica, África y Asia: Guatemala, Honduras, República Democrática del Congo, Etiopía, Ghana, Liberia, Madagascar, Mozambique, Nigeria, Sierra Leona, Zimbabue y Filipinas. Está prevista la puesta en marcha del programa en otros países en los próximos meses.
Voluntarios Santos de los Últimos Días y expertos en salud están enseñando a las madres la importancia de una dieta adecuada para el desarrollo del niño, a la vez que les ayudan con necesidades más urgentes. Mediante revisiones nutricionales, las familias acceden a tratamientos inmediatos tales como alimentos suplementarios y medicamentos antiparasitarios. Los esfuerzos de ministración también los ponen en contacto con los recursos médicos locales y les proporcionan atención de seguimiento y apoyo.
“En los casos relacionados con [Santos de los Últimos Días], estamos reuniendo a toda la congregación”, dijo J. Annette Dennis, Primera Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro. “Vemos a las hermanas de la Sociedad de Socorro cuidando de sus vecinos. Vemos a los jóvenes ayudando. No solo están ayudando los jóvenes adultos, sino que estarán mejor preparados, cuando sean padres, para ayudar algún día a sus propios hijos”.
“Este proyecto es algo que les sale naturalmente a las mujeres”, dijo Kristin M. Yee, Segunda Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro. “Las hermanas de la Sociedad de Socorro ya están nutriendo a otras personas en sus hogares y comunidades. Aunque no participen directamente [en esta iniciativa], forman parte de una hermandad mundial que está marcando una diferencia en la vida de las personas”.
El año pasado, los Santos de los Últimos Días brindaron más de 6,3 millones de horas de servicio voluntario en 190 países y territorios, según el informe anual de 2022 de la Iglesia sobre el cuidado de los necesitados.
Iniciativa mundial
La Iglesia también está trabajando con organizaciones benéficas y gubernamentales para determinar oportunidades de colaboración en aspectos clave de necesidad. En algunos casos, se hacen contribuciones para proporcionar ayuda alimentaria inmediata, mientras que en otros casos se brinda apoyo a proyectos de autosuficiencia que mejoran la capacidad de las familias de proveer para sí mismas.
En Filipinas, la Iglesia apoya la labor de Caritas Manila. Este apoyo ayuda a proporcionar seis meses de comidas complementarias diarias, vitaminas y artículos de higiene para más de mil niños en diferentes partes del área metropolitana de Manila.
“Nuestra iniciativa humanitaria es una oportunidad opcional para las hermanas de la Sociedad de Socorro”, dijo la presidenta Johnson. “Las mujeres Santos de los Últimos Días de todo el mundo participan en muchos proyectos valiosos en sus congregaciones locales. A menudo, el mejor trabajo humanitario es para aquellos que están más cerca de nosotros en actos cotidianos de bondad. Cuando servimos a nuestra familia y a nuestro prójimo, somos parte de una causa mundial”.
En septiembre de 2022, la Iglesia anunció una contribución de 32 millones de dólares estadounidenses al Programa Mundial de Alimentos (PMA) para proporcionar ayuda alimentaria de emergencia a aproximadamente 1,6 millones de personas que afrontan lo que el PMA llama una “crisis de hambre sísmica” en nueve naciones.
Otra contribución de 44 millones de dólares estadounidenses a varias organizaciones benéficas, anunciada en agosto de 2023, ayudará a unos dos millones de madres y niños afectados por la inseguridad alimentaria en treinta países. Los fondos se destinarán a la detección y tratamiento de la desnutrición; suplementos nutricionales y vitaminas; adquisición de herramientas agrícolas y capacitación; lucha contra las enfermedades mediante el acceso a agua potable, saneamiento e higiene; e iniciativas educativas que promuevan prácticas adecuadas de nutrición.
“Estamos agradecidos por el privilegio de participar en la ayuda a los hijos de Dios”, dijo la presidenta Johnson. “Como seguidores de Jesucristo, nos esforzamos por abrazar Sus dos grandes mandamientos: amar a Dios y amar a nuestro prójimo. Con el generoso apoyo de los miembros y amigos de la Iglesia, aceptamos la oportunidad de hacer las cosas que Él haría si estuviera aquí”.